las rosas de seda

El oleaje en la mar, me da la canción con esencia de azahar, quiero besar el viento que se cuela entre mis brazos, sed de sangre, cual vampiro viviré entre tus recuerdos pues olvidar aun no existe solo goza de pensar que recordar no puedes, buen viajero...

sábado, 15 de septiembre de 2012

Uno

Un segundo: el momento matutino en que el café se hunde en la boca y baja por la garganta, el mismo que sirve para vivir o morir.


Figura delicada, suave y frágil. Rostro frió que da miedo. Ojos vacíos que te hunden. Movimientos elegantes y dinámico que confunden esa delicadeza. Voz grave y sin definición. Una muñeca en formas, en actitud, en todo.


La observo desde lejos, siempre. Cuido de ella en todo momento. Yo veo sin sentir nada realmente. No puedo hacerlo.

Vestida de negro de los pies a la cabeza. Pasos rápidos y dominantes, segura en cada uno de ellos, con la cabeza en alto barbilla baja y los ojos muy abiertos. Sin dejar pasar un segundo.  Su cabello negro amarrado impecable en una coleta alta cayendo como cascada hasta tocar sus caderas. Los brazos quietos a los costados, como un soldado. Camina siempre en silencio, mutismo que le roba el alma en gritos suaves y guturales de noche. Su rostro pálido y enfermizo, ojeras cubiertas por lentes de grueso armazón que amenazan con dejarlas asomarse en cualquier momento.


Es así, un frió que no siento, un grito que no me daña, un suspiro que no me mueve.


Solo miro de lejos como al salir la luna sus pasos se vuelven lentos susurros doloridos. Rostro imperturbable que sigue alzado con arrogancia, sin embargo los ojos que de día no ven ninguna parte miran fijamente el cielo, como si supiera que estoy aquí, como imaginando un momento de huir. Sus brazos abrasan su cuerpo fino y lastimado, cansado de luchar sus manos aprietan fuertemente su alma, peleando por no dejarla caer en el infierno que se abre bajo sus pies. Pies que parecen caminar sobre fuego descalzos.

La luna oculta tras una nube cierra sus ojos oscuros y la soledad de la falta de luz le hace abrirlos con el ceño fruncido, sus ojos mudos y fríos que dejan caer pedazos de hielo. Alma que grita desesperada ser salvada.


Yo no puedo sentir nada, no puedo hacer nada tampoco.


Cuando llega y deja derramar carmines líquidos de dolor, de ganas de huir. Nunca lo hace, porque no quiere porque es fuerte, porque es una guerrera que al verse al espejo no se mira a ella misma.


A veces su desesperación llega a mi y me hace querer bajar y protegerla. Pero no quiero hacerlo, no quiero abandonar mi cielo.

martes, 10 de julio de 2012

Después de un largo tiempo...


Bueno, ya tiene tiempo en que no escribía aquí, no es que no necesitara un poco de refugio, es solo que ahora considero necesitarlo más. Creo que si no me adentro aquí hare una serie de tonterías que terminaran con mis avances: como un suspiro a un castillo de naipes.

No hay mucho que pueda decir, hay veces en las que me quiero rendir, no solo de continuar, sino de escribir que es lo que más me gusta. Mi mente rebelde no quiere lo mismo y me llena incluso ahoga con miles de pensamientos interesantes. Historias creativas, tontas, románticas, fantasiosas, misteriosas… No puedo decir que todas ellas buenas, y tampoco que todas las que son buenas se queden en mi memoria.

Entre ellas podría decir que hay unas cuantas que me interesaría mucho compartir con las personas, me gustaría poder escuchar lo que piensan, lo que opinan.

No pido más que unas cuantas palabras.

Debo decir que mi falta de atención en este refugio es que esta tristemente solo, no puedo decir que no es mi culpa, pero me gustaría que si leen algo dejen un saludo que nada cuesta.

Admito que me avergüenza un poco saber que la entrada que más han visitado es “Las sardinas voladoras”  realmente creí que no les gustaría, pero imagino que son gente de gusto excéntrico, y de eso yo sé mucho.

Hoy he comenzado una pequeña (o eso es lo que yo creo) historia, es sobre ángeles y demonios. No es una historia de misterio, es más bien una historia romántica y dramática.

A decir verdad no creo que  los ángeles y demonios tengan un sexo definido puesto que a penas y son entes, seres que realmente no tienen cuerpo, pero que es necesario para la historia que quiero crear. Al menos en este lugar serán a libre decisión.

Espero leerlos.

Buena suerte, siempre…

martes, 24 de abril de 2012


Nace de un miedo que yo misma no me explico, crece como si fuera una enredadera


Hoy me encuentro en una encrucijada, siento miedo de seguir de perderme entre las profundidades de lo desconocido; siento miedo de correr y huir. 

Mis caminos son dos, continuar: luchar como guerrera de la manera en que hasta ahora lo he hecho; o huir, correr, perderme entre las sombras de las elecciones. 

Hoy me encuentro aquí, pensando en las dificultades, temiendo salir a la guerra cuando aún me siento tan herida o huir acobardada de todo aquello que ya no sé qué es.


Un miedo inexplicable, intoxícate y algo más que no podría alcanzar a explicar…


Hoy con mi hacha de guerra, con las decisiones frías, el corazón en el puño y los sueños rotos, pido a los cielos un auxilio, miro a lo lejos la esperanza de los viejos, la ilusión de los infantes y la ambición de los jóvenes; ruego a los cielos, a dioses en quienes creer, un plegaria silenciosa, una que mis labios sellados ya no quieren pronunciar.

Temor de un mañana, eso es banal, hoy temo. Mi plegaria es…


Coraje.




martes, 3 de mayo de 2011

QUISIERA





Quisiera correr
Libre, por el campo
El campo donde tu me esperabas
Sentado con la espalda encorvada
Con un libro frente a los ojos.

Quisiera correr
Libre por el campo
El campo donde tu me esperabas
Sentado, donde ahora solo hay un lugar frió y solo
Donde ahora la hierba se junta frente a un libro viejo y solo

Quisiera correr
Libre por el campo
El campo donde en un sueño te vi leyendo
Donde alzaste la vista y me sonreíste
Donde tu rubio cabello parecía oro
Y tus ojos verdes el reflejo del pasto hermoso con rocío.

Quisiera correr 
Libre por el campo
Pero ese campo ya no importa
Pues tu te has ido hace años de el
Te has ido en tren
Un tren grande y frió
Te has ido para no volver
Te has ido aunque yo te grite con lágrimas en los ojos
Con lágrimas que no viste porque solo querías desaparecer de ese campo
Donde las mariposas volaban libres
Donde las flores crecían
Donde eramos tu y yo
Ahora solo soy yo
Porque tu desapareciste

Quisiera correr
Libre por el campo
Pero ese campo donde tu estabas
Por ese campo
Pero ese campo no existe porque tu no existes

Quisiera correr
Libre por el campo
Pero ese campo no existe
Porque solo es una ilución que viví junto a ti

La ilución que desapareció 
Desapareció junto con tu ser
Desapareció y nació la impotencia

Quisiera correr
Libre por el campo
Pero ese campo no existe
Porque tu ahora solo eres un sueño
Una ilución
Un recuerdo

Quisiera correr 
Libre por el campo
Porque solo fue un sueño
Falso y pasajero

Quisiera correr 
Libre por el campo
Pero no puedo

Quisiera correr 
Libre por el campo
El campo, que solo puedo imaginar
Tanto como antes
Pero ahora con dos diferencias
Ya no estarás tu en el
Y ahora solo lo veo desde una cama blanca
En un cuarto blanco

Quisiera correr 
Pero no puedo

Quisiera correr
Libre por el campo
Pero no puedo
Pues el campo es fantasía 
Y la libertad mi enemiga

Quisiera correr 
Pero ser viento o tormenta
Ser libre y veloz
Ser libre de sentimientos tristes

Quisiera correr 
Pero estoy atada
Atada a una camilla

Quisiera correr
Pero no puedo mas que soñarlo

No puedo pronunciar mas el 
``Quisiera´´
Porque ya olvide cuantas veces lo eh pronunciado

Por eso lo escribo:
Quisiera correr
Libre porque solo soy una pobre moribunda
Una pobre suicida
Una que no pudo acabar su escena 
Una que no quiere morir 
Pero una que tampoco quiere vivir.


Hachidori-chan/Hachi/Hisako 

Yo de verdad quisiera muchas cosas, nada material, pero creo que aun no eh luchado lo suficiente, este poema está también en una pagina que se llama el espejo de OESED es una muy linda web y hay gente maravillosa ahí. En fin, que tengan una bonita noche y no olviden mirar las estrellas, el firmamento siempre que lo necesites te regalara la  escucha y el consejo que ningún sabio terrenal podrá brindarte jamas, una bonita tarde no olvides tomar fotos cuando el sol se oculta tras el paisaje que tu ciudad goza, y una bonita mañana respira el olor del café que se intercala y el calor que se cuela en los huesos...


Con cariño

jueves, 14 de abril de 2011

Luces

Tus ojos , llenos de ira
es solo eso lo que eh podido
recordar.
siento aun como me mirabas
cuando te dije
``Me rindo, me iré antes´´
Aun agradezco que
tu espeluznante cordura
te siga atando a los vivos...

Por eso te cuido,
por eso soy luz
pero solo tu luz

Estoy esperando
a que mi recuerdo
sea solo una mariposa
Hermosa y cálida,
libre y cambiante.

Déjame ir, o únete a mi
no dudes mas,
me duele verte así,
tratando de lacerar tu cuerpo
deja de vomitar pastillas
no dudes mas,
no sufras más.

Déjame volar,
cuan mariposa
que en otoño su cuerpo seca,
y su forma vuelve a cambiar.

Ven junto a mi,
ya que no me puedes dejar ir,
dame la mano y alumbra
el camino
vuela junto al encino
y se mi luz,
como yo soy tu luz.

Luciérnagas que bailan
solo dame tu mano
y su mi luz.

Cierra los ojos,
duerme eternamente
recostado a mi lado
sujeta mi mano.

Siente tu corazón detenerse,
siente las estrellas titilar
tu canto,
vuela traviesa,
uniéndote al cielo,
aquel lago sin fin.




Este Poema lo escribí a mediados de un día de abril, no puedo decir que es el mejor o el peor que eh escrito, pero es uno de los muchos poemas que mas me inspiraron, porque a decir verdad, creo que tiene un tema que a mi en lo personal me gusta mucho, además de que considero que la profundidad no se haya en las palabras si no en los fantasmas.
En fin, espero que les guste^^

miércoles, 13 de abril de 2011

las primeras lecciones en la vida: Un poco mas de Madurez

A decir verdad esto no es un poema, no es ninguna crónica es simplemente la realidad.

Hoy me desperté como todos los días, hoy nada cambio, mi reflejo era igual, toda yo soy igual, incluso ahora escribiendo esto no me siento diferente, o quizá un poco mas confundida que antes, pero realmente no puedo saber que es aquello que marca en mi aquella diferencia que yo eh descubierto con el nombre de Madurez.

Puede parecer hilarante, pero hoy y hace apenas unos minutos mi abuelo me dijo:

-Oye hija, haz cambiado, ya no me regañas por todo ni te enojas por cualquier cosa como antes, desde que paso tu cumpleaños.-

No le doy mucha importancia a esos comentarios, pero ahora me puedo imaginar a que se refiere, ahora se que eh madurado un poco mas, que aun soy joven que no paso ni los veinte pero ya eh aprendido algo mas en la vida, y es que no todo es un mar, que muchas veces desde fuera podemos ver la cantidad de intensidad de las aguas pero dentro de ellas no las medimos y nos ahogamos porque nos entra el pánico, y acabo de descubrir que la vida da mil vueltas y sorpresas, muchas vueltas si se dan correctamente no nos llevan al mismo lugar, sin embargo hay que tener cuidado, porque en la misma cantidad de sorpresas buenas las hay malas, pero no por ello nos desquicien, es decir, solo hay que aprender a sentir realmente si es necesario enfadarse por nimiedades, quizá las sintamos grandes, pero eso es parte de la inmadurez, darle demasiada importancia a las cosas que no la merecen.

Hoy eh aprendido mil cosas, eh visto con los mismos ojos un cielo que a pesar de estar en el mismo lugar ya no tiene la tristeza que tuvo en el ayer, porque ahora tiene los tonos de la intensidad del presente y el indescifrable futuro.

 Con mis primeras lecciones de vida y un poco mas de madurez puedo ver dos tonos mas de entre muchos que espero encontrar...
A Margarita Debaile


Ruben Dario




Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar:
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.
Éste era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita como tú.
Una tarde la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
mas lo malo es que ella iba
sin permiso del papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho,
que encendido se te ve?»
La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».
Y el rey clama: «¿No te he dicho
que el azul no hay que tocar?
¡Qué locura! ¡Qué capricho!
El Señor se va a enojar».
Y dice ella: «No hubo intento;
yo me fui no sé por qué;
por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté».
Y el papá dice enojado:
«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver».
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: «En mis campiñas
esa rosa le ofrecí:
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».
Viste el rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.



La princesa esta triste

La princesa está triste.


Rubén Darío





La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
-la princesa está pálida, la princesa está triste-,
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
-"Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor








El cisne

Ruben Dario


Fue en una hora divina para el género humano.
El cisne antes sólo cantaba para morir.
Cuando se oyó el acento del cisne Wagneriano
fue en medio de una aurora, y fue para revivir.

Sobre las tempestades del humano oceano
se oye el canto del Cisne; no se cesa de oír,
dominando el martillo del viejo Thor germano
o las trompas que cantan la espada de Argantir.

¡Oh Cisne! ¡Oh sacro pájaro! Si antes la blanca Helena
del huevo azuel de Leda brotó de gracia llena,
siendo de la Hermosura la princesa inmortal,

bajo tus blancas alas la nueva Poesía
concibe en una gloria de luz y de armonía
la Helena eterna y pura que encarna el ideal.


Los motivos del Lobo

Los motivos del lobo


Rubén Darío


El varón que tiene corazón de lis, 
alma de querube, lengua celestial, 
el mínimo y dulce Francisco de Asís, 
está con un rudo y torvo animal, 
bestia temerosa, de sangre y de robo, 
las fauces de furia, los ojos de mal: 
el lobo de Gubbia, el terrible lobo, 
rabioso, ha asolado los alrededores; 
cruel ha deshecho todos los rebaños; 
devoró corderos, devoró pastores, 
y son incontables sus muertes y daños. 

Fuertes cazadores armados de hierros 
fueron destrozados. Los duros colmillos 
dieron cuenta de los más bravos perros, 
como de cabritos y de corderillos. 

Francisco salió: 
al lobo buscó 
en su madriguera. 
Cerca de la cueva encontró a la fiera 
enorme, que al verle se lanzó feroz 
contra él. Francisco, con su dulce voz, 
alzando la mano, 
al lobo furioso dijo: ?¡Paz, hermano 
lobo! El animal 
contempló al varón de tosco sayal; 
dejó su aire arisco, 
cerró las abiertas fauces agresivas, 
y dijo: ?¡Está bien, hermano Francisco! 
¡Cómo! ?exclamó el santo?. ¿Es ley que tú vivas 
de horror y de muerte? 
¿La sangre que vierte 
tu hocico diabólico, el duelo y espanto 
que esparces, el llanto 
de los campesinos, el grito, el dolor 
de tanta criatura de Nuestro Señor, 
no han de contener tu encono infernal? 
¿Vienes del infierno? 
¿Te ha infundido acaso su rencor eterno 
Luzbel o Belial? 
Y el gran lobo, humilde: ?¡Es duro el invierno, 
y es horrible el hambre! En el bosque helado 
no hallé qué comer; y busqué el ganado, 
y en veces comí ganado y pastor. 
¿La sangre? Yo vi más de un cazador 
sobre su caballo, llevando el azor 
al puño; o correr tras el jabalí, 
el oso o el ciervo; y a más de uno vi 
mancharse de sangre, herir, torturar, 
de las roncas trompas al sordo clamor, 
a los animales de Nuestro Señor. 
Y no era por hambre, que iban a cazar. 
Francisco responde: ?En el hombre existe 
mala levadura. 
Cuando nace viene con pecado. Es triste. 
Mas el alma simple de la bestia es pura. 
Tú vas a tener 
desde hoy qué comer. 
Dejarás en paz 
rebaños y gente en este país. 
¡Que Dios melifique tu ser montaraz! 
?Está bien, hermano Francisco de Asís. 
?Ante el Señor, que todo ata y desata, 
en fe de promesa tiéndeme la pata. 
El lobo tendió la pata al hermano 
de Asís, que a su vez le alargó la mano. 
Fueron a la aldea. La gente veía 
y lo que miraba casi no creía. 
Tras el religioso iba el lobo fiero, 
y, baja la testa, quieto le seguía 
como un can de casa, o como un cordero. 

Francisco llamó la gente a la plaza 
y allí predicó. 
Y dijo: ?He aquí una amable caza. 
El hermano lobo se viene conmigo; 
me juró no ser ya vuestro enemigo, 
y no repetir su ataque sangriento. 
Vosotros, en cambio, daréis su alimento 
a la pobre bestia de Dios. ?¡Así sea!, 
contestó la gente toda de la aldea. 
Y luego, en señal 
de contentamiento, 
movió testa y cola el buen animal, 
y entró con Francisco de Asís al convento. 



Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo 
en el santo asilo. 
Sus bastas orejas los salmos oían 
y los claros ojos se le humedecían. 
Aprendió mil gracias y hacía mil juegos 
cuando a la cocina iba con los legos. 
Y cuando Francisco su oración hacía, 
el lobo las pobres sandalias lamía. 
Salía a la calle, 
iba por el monte, descendía al valle, 
entraba en las casas y le daban algo 
de comer. Mirábanle como a un manso galgo. 
Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo 
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo, 
desapareció, tornó a la montaña, 
y recomenzaron su aullido y su saña. 
Otra vez sintióse el temor, la alarma, 
entre los vecinos y entre los pastores; 
colmaba el espanto los alrededores, 
de nada servían el valor y el arma, 
pues la bestia fiera 
no dio treguas a su furor jamás, 
como si tuviera 
fuegos de Moloch y de Satanás. 

Cuando volvió al pueblo el divino santo, 
todos lo buscaron con quejas y llanto, 
y con mil querellas dieron testimonio 
de lo que sufrían y perdían tanto 
por aquel infame lobo del demonio. 

Francisco de Asís se puso severo. 
Se fue a la montaña 
a buscar al falso lobo carnicero. 
Y junto a su cueva halló a la alimaña. 
?En nombre del Padre del sacro universo, 
conjúrote ?dijo?, ¡oh lobo perverso!, 
a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal? 
Contesta. Te escucho. 
Como en sorda lucha, habló el animal, 
la boca espumosa y el ojo fatal: 
?Hermano Francisco, no te acerques mucho... 
Yo estaba tranquilo allá en el convento; 
al pueblo salía, 
y si algo me daban estaba contento 
y manso comía. 
Mas empecé a ver que en todas las casas 
estaban la Envidia, la Saña, la Ira, 
y en todos los rostros ardían las brasas 
de odio, de lujuria, de infamia y mentira. 
Hermanos a hermanos hacían la guerra, 
perdían los débiles, ganaban los malos, 
hembra y macho eran como perro y perra, 
y un buen día todos me dieron de palos. 
Me vieron humilde, lamía las manos 
y los pies. Según tus sagradas leyes, 
todas las criaturas eran mis hermanos: 
los hermanos hombres, los hermanos bueyes, 
hermanas estrellas y hermanos gusanos. 
Y así, me apalearon y me echaron fuera. 
Y su risa fue como un agua hirviente, 
y entre mis entrañas revivió la fiera, 
y me sentí lobo malo de repente; 
mas siempre mejor que esa mala gente. 
y recomencé a luchar aquí, 
a me defender y a me alimentar. 
Como el oso hace, como el jabalí, 
que para vivir tienen que matar. 
Déjame en el monte, déjame en el risco, 
déjame existir en mi libertad, 
vete a tu convento, hermano Francisco, 
sigue tu camino y tu santidad. 

El santo de Asís no le dijo nada. 
Le miró con una profunda mirada, 
y partió con lágrimas y con desconsuelos, 
y habló al Dios eterno con su corazón. 
El viento del bosque llevó su oración, 
que era: Padre nuestro, que estás en los cielos...